¡Saltad, saltad, malditos!


COSTA DVOREZKY

La nueva pintura rusa

Vaya, el título de este post es más sonoro que significativo, de no ser porque este excelente y joven pintor ruso expone ahora mismo en Canadá una serie de cuadros de gran formato y fondo amarillo sobre saltos de chicos, que en absoluto demuestran maldición alguna, sino frescura y diversión. Sin lugar a dudas Costa Dvorezky es uno de los pintores actuales cuyo arte trasmite una mayor pasión y fuerza, no solo por la captación del movimiento vigoroso, sino por su fresca ejecución y su maravilloso manejo de los colores.

Costa tiene 43 años en 2011, y fue su abuelo, empleado en un club hípico y aficionado a la pintura, quien no solo le inculcó el amor por el arte, sino que le resolvió sus primeras dudas sobre el dibujo y le animó a estudiar, primero en la Escuela de Arte y luego en la Academia de Bellas Artes de Moscú:

«En mis comienzos, todo lo que hacía eran dibujos a lápiz de caballos. Mi abuelo era un artista y, de hecho, fue mi primera inspiración. Amaba los caballos y siempre eran sus modelos, de belleza y comportamiento. Trabajó con caballos de carreras en una escuela de jockeys para niños. Yo le preguntaba a él y comenzó a enseñarme cómo dibujar. Así que empecé a dibujar caballos, ya que era un entorno que conocía y que, por él, me apasionó. «

Nacido y criado en Moscú,  Dvorezky comenzó sus estudios en una institución de arte ruso, el IED, durante el cual a la vez que se formaba, participaba en la aplicación de sus habilidades hacia un medio de obtener un ingreso modesto. «Mis años de academia fueron muy duros en Rusia. Era la década de los 90 y yo tenía un trabajo como ilustrador para libros de niños mientras estaba estudiando. La paga era bastante justa pero era muy duro trabajar tanto tiempo. «

Este periodo de trabajo durante su infancia le hizo madurar pronto, y quizá fue por eso que Dvorezky nunca se desvió de su pasión hacia el ritual de aplicarse cotidianamente a plasmar formas y colores en el lienzo. Luego, tanto al entrar en la Escuela de Bellas Artes, como en las empresas editoriales, empezó a parecer bastante obvio que haría bien en comenzar a generar su propia pintura, fue entonces cuando su arte comenzó a cambiar.

«Adopté grandes formatos y mis amigos se preguntaban siempre por qué estaba aplicando mi energías en esa dirección. Tras largos años de ilustración había tomado un rumbo de pintura monumental dirigida a creaciones de grandes murales y vitrales. Mis profesores me aconsejaron considerar seriamente los motivos de mis pinturas y elegir los temas con cuidado. Esto funcionó muy bien y tras abandonar los trabajos de ilustración las galerías comenzaron a vender pronto mis obras a comisión»

El sistema educativo y el gobierno en Rusia en aquel entonces ofrecían un gran apoyo y mantenían a sus artistas en ciernes, de manera que eran subvencionados en sus dos estancias (de invierno y verano) y con la creación de redes en nombre del desarrollo de su creatividad. «El gobierno me pagaba comisiones por cada uno de mis trabajos. Ellos se hacían cargo de nuestro cuidado, del suministro de las pinturas y de los estudios donde trabajar. Todo lo pagaban, incluyendo los viajes«.

Sin embargo, esta función eventualmente ideal de aliado y mecenas comenzó a fracturarse cuando en Rusia se produjeron los cambios políticos y económicos que terminaron con la disolución del bloque soviético. El otrora sistema idílico ya no existía y por tanto dejó de ser una fuente  de apoyo. Como resultado, los artistas, de repente, se enfrentaron a graves condiciones de vulnerabilidad.

«Entonces todo se detuvo, cuando todo el sistema se derrumbó me convirtió en afectado y me sentí despedido de mi país, por lo que me aventuré a vender y trabajar en Francia, Alemania y Suiza. En ellos había la posibilidad de organizar exposiciones privadas en ese entonces y para sobrevivir tuve que venderlo todo, aceptar pinturas de encargo y encontrar un hueco en la escena del arte Europeo». Las Galerías situadas en Alemania y Suiza fueron el anfitrión y a la vez supusieron la ampliación de la anchura del horizonte de la espléndida y personal obra de Dvorezky.

Después de varios años trabajando el arte y explorando en centroeuropa lo mejor de su capacidad, se le puso de manifiesto a Dvorezky que un nuevo movimiento transformador era esencial para el desarrollo y la supervivencia de su pasión. Allí estaba un joven ruso motivado por su voluntad de ser pintor, cuyo estilo fue impregnado en gran medida en la influencia europea, esta vez en dirección a Canadá.

«Así que me pareció una medida esencial y me dirigí a Canadá, instalándome en la ciudad de Toronto. Tenía 28, 30 o así cuando llegué, y al principio traté de vender mi viejo estilo de las obras de Europa, pero no interesaban porque eran simplemente demasiado europeas, de esa oscura Europea… con influencia rusa. «

Los personajes y entornos de este período anterior se plasmaban en los tonos más oscuros, y en los personajes cerrados sobre sí mismos, lejos del ámbito de los brillantes espacios abiertos, representados en un mundo menos inocente – pero quizás no menos lúdico – donde encontramos a hombres y mujeres ahora sentados o de rodillas en cuartos cerrados, atadas las muñecas por cuerdas y similares. Allí se nos descubre un mundo de habitaciones ténuemente iluminadas donde los hombres y las mujeres en voz baja participan en lo que bien podrían ser juegos de adultos. La carga sexual de gran alcance de estas obras se presenta a través del lenguaje corporal de los sujetos y de los colores que Dvorezky magistralmente emplea para comunicar las emociones.

«Pero después de un cierto punto hay que volver a forzar el cambio. Dar un paso atrás y tomar una ducha por así decirlo. Después de varios años comprometido con las personas en cautiverio, se me ocurrió ver a los niños saltar». A partir de ahí, su siguiente turno fue tal vez una inevitable explosión de vitalidad, dando como resultado el espectáculo que durante estos días ofrece en la Galería D’Este de Montreal.

Su sitio web:

http://dvorezky.com


8 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. catalina sanchez buendia
    Abr 14, 2011 @ 12:44:52

    Buenas tardes, señor Juan— fabuloso como siempre,
    es digno de elogio, como nos expone las historias, y las vidas de estos grandes genios del Arte. gracias un abrazo.

    • Juan Muro
      Abr 14, 2011 @ 15:16:41

      Gracias, Kathy. Quienes son dignos de elogio son los artistas como éste que ya ves que no tuvieron las cosas nada fáciles.
      Un abrazo

  2. Héctor
    Abr 14, 2011 @ 14:20:12

    increible!

  3. Ana Nebreda
    Abr 15, 2011 @ 10:20:26

    Brutal. Una maravilla!!

  4. Héctor
    Abr 15, 2011 @ 12:28:05

    Me hace acordar nu poco a sorolla…
    puede ser?