El paisaje anímico


Isaac Levitan

«La base de la felicidad humana es la posibilidad de estar juntos con la naturaleza, para ver y hablar con ella»

León Tolstoi-

Os traemos hoy una amplísima muestra de la obra de Isaac Ilich Levitan, uno de los paisajistas más considerados de la historia y más fuertemente vinculados al espíritu nacional ruso, que sin su figura no podría comprenderse. Nació Isaac el 30 de agosto en Kibartai, en la región de Kovno, Lituania, en 1860, en una familia judía pobre, pero educada. El padre, hijo de un rabino, completó sus estudios en Yeshiva y por lo demás fue un autodidacta sistemático, trabajaba como profesor de alemán y francées en Kovno, pero más tarde encontró empleo como traductor para una compañía francesa que construía puentes ferroviarios.

A finales de ese mismo año de 1860, la familia se trasladó a Moscú, donde Isaac estudió en la Escuela de Moscú de Pintura y Escultura desde 1873 hasta 1883, en la cual su hermano mayor, Abel, había estudiado con anterioridad. Después de los cursos básicos, Isaac ingresó a los talleres especializados en pintura de paisajes, donde fue un alumno destacado y muy apreciado por sus maestros.

Perdió a su madre en 1875 y su padre enfermó y le siguió dos años después. Isaac se quedó solo sin dinero y sin hogar en Moscú, así que a lo diecisiete años comenzó a dormir alternativamente en casas de familiares y amigos, y a veces pasaba la noche en las aulas vacías de la escuela junto a un compañero. Una mujer de la calle se apiadó de los jóvenes y los dejó dormir en su cubículo. La Escuela renunció a su matrícula «debido a la pobreza extrema y en reconocimiento a su singular éxito en el arte«. Al año siguiente pudo continuar sus estudios, gracias a que obtuvo una beca, y terminó el curso de modo tan exitoso que obtuvo el Primer Premio en los exámenes finales: una gran caja de pinturas y dos docenas de pinceles.

Y a en 1877, los trabajos del joven artista habían sido expuestos con mucho éxito. Tanto, que, a pesar de las deportaciones masivas de judíos que ocurrieron dos años mas tarde, él pudo permanecer en Moscú.

El espaldarazo oficial le llegó en 1880, cuando el famoso filántropo y  coleccionista Pavel Mijailovich Tretyakov compró su excelente cuadro «Día de otoño, Sokolniki». Se trataba del mismo Tretyakov que le había encargado, años antes, a Iván Kramskoy, el más conocido de los retratos de Tolstoi. De hecho, hubo mucha afinidad entre ambos pintores judíos, quienes se conocieron a través de este coleccionista, personaje muy influyente y fundamental en la historia del arte de la pintura en la rusia del siglo XIX al que dedicaremos algún día un perfil.

Levitan participó en la organización de los Pintores Vagabundos formada por Kramskoy. Otro de los miembros del grupo era Mijail Chejov, hermano de Antón, el famoso escritor. Isaac Levitan frecuentó su casa y se enamoró, según cuentan, de la hermana, María Pavlovna Chejov. Levitan colaboró con los hermanos Chejov en la revista «Moscú» e hizo las ilustraciones de un libro sobre el Kremlin. También trabajó, a mediados de los 80, en diseño teatral.

Uno de sus antiguos maestros, Vasily Polenov, solía invitarlo, por esos años, a «tardes de arte» en su casa de campo. Levitan se sintió conmovido por el encanto y la tranquila majestuosidad del paisaje, que nunca mas cambiaría por otra temática. Abandonó sus estudios de paisaje urbano en los barrios y extramuros de Moscú, para trabajar en los bosques y praderas cercanos, en una corriente artística que se llama en inglés , «landscape of mood», o «el paisaje anímico» que implica la revelación del estado de ánimo del pintor en su obra paisajística.

El mayor papel en la formación de artistas creativos de la personalidad de Levitan pertenece a su maestro favorito Alexey Savrasov , la obra lírica más importante entre los paisajistas rusos de la década de 1860-1870 y la que más influyó a muchos conocidos artistas de la generación Levitan, como Mikhail Nesterov y Constantin Korovin  entre otros. Por supuesto, el apasionado amor de Levitan por la poesía y la música, su persistentes estudios al aire libre, las pinturas de paisajes y nubes de Vasiliy Polenov, quien también enseñó en la Escuela, las obras de los pintores franceses de la Escuela de Barbizon, en especial la de Camille Corot fueron de gran importancia para el joven artista. Como cualquier gran talento hizo y hace, Levitan plasmó todas las influencias de su personalidad, e incluso sus primeras obras son muy individuales. La actitud de Levitan hacia la naturaleza y la poesía de su arte fueron en muchos puntos similares a la obra de Anton Chéjov, que se convirtió en su amigo desde finales de 1870.

Si sus primeros trabajos eran principalmente de carácter intimista y lírico, su arte se convierte en maduro y filosófico, expresión de la meditación del artista sobre el hombre y el mundo. Estas imágenes se apreciaron en particular por los intelectuales rusos de la época, porque representaban la más pura muestra del citado «paisaje anímico», muy popular en Rusia a finales del siglo XIX.

El Camino de Vladimirka

Por ejemplo a este período pertenece El Camino de Vladimirka (1892), un raro caso de paisaje histórico social; Levitan pintó la famosa ruta de manera trágica, a lo largo de la cual los condenados fueron llevados a Siberia.

Sobre la paz eterna

En Sobre la Paz Eterna (1894) el artista plantea meditaciones acerca de la controversia de la vida, de la fugacidad del ser humano, con este cuadro ganó fama a escala internacional y su obra pasó a caracterizarse por su  carácter filosófico.

En 1897, Levitan se sintió mal, una enfermedad cardiaca grave fue revelado. Sin embargo, a pesar de la permanente amenaza de muerte, trabajó con una especial intensidad e inspiración. Sus últimos trabajos se caracterizan por una gran maestría y confianza,por  la riqueza de los métodos técnicos y las nuevas tendencias estilísticas.

Uno puede sentir la influencia del arte antiguo de Rusia, y lo que de él le quedó en este período, y también del estilo moderno, y la nueva búsqueda de la pincelada suelta en la pintura francesa, en la que Levitan siempre tuvo un vivo interés. Sin embargo, no se unió el arte moderno y se mantuvo fiel al realismo, ajeno por completo a la mitificación de la pintura impresionista. Lo más característico de finales de 1890 fueron numerosas pinturas de crepúsculos calmados, y de las noches de luna, para las cuales se quedaba frecuentemente a dormir en pueblos remotos.

Al final de su vida Levitan participó activamente en la vida artística, fue profesor en la Escuela de Moscú de Pintura, donde había sido educado, participó en la organización del Club de Moscú de Literatura y Arte, mostró sus cuadros en numerosas exposiciones de asociaciones como la Mundial de Arte y la Secesión de Múnich.

Falleció el 4 de agosto de 1900 a los 40 años y fue sepultado en el Cementerio Judío de Dorogomilov. Pero en 1941 se trasladaron sus restos al Cementerio de Novodevichy, muy cerca del mausoleo de Chejov, dejando tras de sí más de mil obras.

4 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. klimtbalan
    May 06, 2011 @ 05:05:24

    Qué atrevimiento, sobre todo con la luz.! El paseo de los chopos del 5 y esas fachadas de un pueblico me han encantado.
    No me da tiempo a estar al día contigo! jajaja. Un besote que me voy a dar un paseo por Roma hasta el lunes!!

    • Juan Muro
      May 06, 2011 @ 07:15:21

      Ah!, Roma, Citá eterna. Pues este post es mi ejemplo perfecto a nuestra charla sobre el ‘algo más’ que yo les pido a los artistas, así que en gran medida va dedicado a la gran Lola.

  2. Inma
    May 06, 2011 @ 09:32:46

    Precioso. Precioso

    • Juan Muro
      May 06, 2011 @ 09:48:00

      Supongo que todos sospechábamos lo del paisaje anímico, pero otra cosa es enfrentarse a cuadros que lo son intencionadamente y llegar a poder interpretarlos.
      Un beso